Minimización del riesgo de exposición

Dada la considerable exposición de las regiones naso-orofaríngeas del profesional y del paciente, las consultas dentales podrían tener un riesgo de infección cruzada superior al normal. Deben tomarse medidas cruciales para reducir la propagación de la infección entre los pacientes y los profesionales de la odontología. Uno de los métodos consiste en tratar de detectar en los pacientes ciertas manifestaciones somáticas típicas de la COVID-19 (es decir: fiebre, dificultad para respirar, etc.), así como síntomas orales. Según un estudio, estos son algunos de los síntomas orales frecuentes en los pacientes con COVID-19^[1]:

• sequedad bucal
• alteraciones en el gusto (disgeusia)
• estructura fúngica pseudomembranosa
• úlceras
• cambios en las sensaciones linguales
• hinchazón de la cavidad bucal
• dolor muscular durante la masticación
• lesiones herpéticas (llagas por herpes)

La detección de cualquiera de los síntomas anteriores puede ser motivo de aislamiento y pruebas de COVID del paciente, así como de los profesionales de la odontología que estuvieron en contacto con él.

La exposición a las enfermedades contagiosas se reduce al mínimo gracias a la teleodontología, un tipo de telemedicina^[2]. Ya antes de la aparición de la pandemia de COVID-19, la teleodontología cumplía los requisitos del distanciamiento social. En el pasado, demostró ofrecer ventajas para la visita, el cribado odontológico, el diagnóstico, el seguimiento y la propuesta de planes de tratamiento a personas en centros de atención a la tercera edad y establecimientos penitenciarios^[3]. A pesar de que la teleodontología no puede sustituir algunas intervenciones presenciales, sí permite a los profesionales identificar los procedimientos que requieren el uso de métodos generadores de aerosoles para la intervención. De este modo, los dentistas pueden derivar a los pacientes a clínicas u hospitales con infraestructuras que minimicen el riesgo de exposición a las partículas víricas en aerosol^[4].

Los entornos virtuales también permiten la clasificación a distancia de los pacientes sospechosos de ser positivos y eliminan la exposición entre personas. Durante una crisis, un método que consista en clasificar a los pacientes según su estado de salud ayudará a limitar el tratamiento a los pacientes que tienen necesidades dentales urgentes. Varios consultorios odontológicos adoptaron tres categorías para priorizar únicamente las necesidades más urgentes durante los momentos inciertos de la pandemia: «COVID-19 confirmado», «sospecha de COVID-19» y «aparentemente sano»^[5]. Se asignaron quirófanos y salas de espera separados a cada categoría para minimizar el riesgo de transmisión.

Aunque muchos países en vías de desarrollo no disponen de la infraestructura necesaria para ofrecer consultas de teleodontología a los pacientes, el crecimiento de esta práctica en los lugares donde ya existe y la inversión en la creación de la infraestructura necesaria para su implementación podrían ayudar a preparar a los dentistas para futuras crisis y salvar muchas vidas.

El precio para los odontólogos actuales y futuros

Otro de los retos que plantea una crisis sanitaria es la carga psicológica que supone para los proveedores de servicios de odontología. Los proveedores actuales deben lidiar con la carga psicológica de una amenaza omnipresente para su salud cuando realizan tareas esenciales durante una pandemia. Los futuros proveedores de servicios dentales (los actuales estudiantes de odontología) han realizado la transición al aprendizaje a distancia, un método que no puede compensar la experiencia que aporta el aprendizaje práctico. Incluso los estudiantes de odontología que han completado la mayor parte o la totalidad de sus estudios no pueden ejercer en muchas regiones, debido a que en varios exámenes para obtener su licencia deben trabajar con pacientes reales^[4]. Los estudiantes se han endeudado y confían en poder obtener su licencia y en que el mercado laboral se reactive para ganarse la vida.

Hay varias instituciones que están ofreciendo sus servicios para ayudar a los profesionales y los estudiantes de odontología a afrontar los factores estresantes de esta crisis sanitaria. El asesoramiento en relación con la salud mental y la asistencia financiera son algunos de estos servicios^[4]. Además de estas instituciones, las sociedades profesionales ofrecen seminarios y cursos virtuales gratuitos para hacer llegar los conocimientos a los profesionales de la odontología afectados y estimular la colaboración^[4].

Aún no vemos el final de esta pandemia y, de hecho, la OMS ha planteado que pueda convertirse en un nuevo virus endémico y no desaparecer nunca^[6]. La investigación continua puede aportar soluciones innovadoras y sostenibles para que nuestra profesión siga siendo segura. Esperamos que esta pandemia haya mejorado las habilidades técnicas de los pacientes y los profesionales, de modo que puedan mantenerse siempre informados para aplicar y cumplir los protocolos de seguridad más recientes. Los servicios para cuidar la salud mental también ayudarán a que los actuales y futuros profesionales de la odontología conserven su salud y su resiliencia en estas estresantes crisis.

Bibliografía:

1. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33368888/
2. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32593116/
3. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1871402120301983
4. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7300727/
5. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32950037/
6. https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019?gclid=CjwKCAjwyIKJBhBPEiwAu7zll8VVpBWal-DZhuWZUWYud3BKL4NW4v1OtYKXepKJIY7-hUiYQA9FexoCy5IQAvD_BwE