Cómo abordar la ansiedad en pacientes dentales: técnicas y recomendaciones

18-10-2023

La ansiedad es habitual en pacientes dentales de todas las edades, sobre todo aquellos que han vivido experiencias negativas en el pasado. Abordarla puede suponer un reto, pero mantener una comunicación adecuada, ganarse la confianza del paciente e implicar a todo el equipo de cuidado dental pueden ser de ayuda. A continuación, se enumeran algunas técnicas eficaces y consejos útiles con los que ayudar a los pacientes (y a quienes los tratan) a lidiar con la ansiedad.
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Establecer una comunicación clara

Una comunicación adecuada es fundamental en cualquier tipo de relación. Tanto los pacientes como los profesionales de odontología deben comunicar con claridad sus expectativas y sus preocupaciones, aunque en última instancia es responsabilidad del médico odontólogo. El resultado que se busca con una comunicación clara es que el profesional sanitario se gane la confianza del paciente. Esta confianza es fundamental para que la relación con el paciente sea adecuada.

Evaluar el miedo y la ansiedad

Desde el momento en que un paciente cruza el umbral de la puerta para concertar una cita surgen oportunidades para hacerle preguntas sobre la ansiedad o el miedo que está sintiendo o que piensa que puede tener. El uso de cuestionarios como la Escala de Ansiedad Dental Modificada (MDAS) puede ayudarnos a evaluar el miedo y la ansiedad relacionados con los tratamientos dentales sin afectar al estado emocional del paciente.1,2,3 Además, pueden hacerse preguntas directas y preguntas abiertas con las que identificar las expectativas del paciente, lo que, a su vez, nos da la oportunidad de explicar los detalles de una intervención, tranquilizar al paciente y ofrecerle soluciones que le quiten el miedo.

Identificar los desencadenantes

Cada persona tiene diferentes miedos cuando acude al dentista. Es posible que un paciente sienta tanta ansiedad por una simple limpieza como por una cirugía oral compleja. Los desencadenantes sensoriales de la ansiedad pueden incluir suspiros, sonidos u olores asociados con la práctica dental o dolor.4

Escuchar al paciente

Una de las formas más sencillas (y, tal vez, de las que más se pasa por alto) de entender la ansiedad de un paciente en simplemente escucharle. La paciencia y la empatía son herramientas muy útiles que nos ayudarán a saber qué está experimentando el paciente. La comunicación es una carretera de doble dirección; asegúrate de hacer preguntas abiertas y dale al paciente tiempo de responder. Los desencadenantes sensoriales, una experiencia negativa en el pasado o pensar que les va a doler son factores que pueden contribuir a sentir ansiedad.4 Investigar las razones por las que un paciente padece ansiedad te permite identificar qué pasos puedes dar para aliviar su estrés, pero solo si te tomas el tiempo de escuchar.

 

Ofrecer distracciones

Una forma de que un paciente no se centre en una experiencia que pueda provocarle ansiedad es mediante distracciones.1,4 Proporcionarle al paciente estímulos interesantes le da algo en lo que centrar su atención más allá de su tratamiento dental.

El entorno también influye en el humor

El mero hecho de entrar en una consulta médica puede provocar ansiedad o, al menos, inquietud. Además de sillas cómodas y abundante material de lectura, la sala de espera debe ser acogedora, agradable y cómoda.1,4 Un acuario, plantas, algún cuadro o escultura, música relajante o una televisión pueden hacer que la sala de espera se parezca más a una sala de estar: un lugar en el que relajarse y sentirse seguro. Este principio también se puede aplicar a las zonas de tratamiento.

Captar la atención del paciente

Una televisión, una ventana con vistas, cuadros o pósteres en la zona de tratamiento pueden proporcionar distracciones a los pacientes. Dejar que los pacientes usen auriculares o tapones para los oídos —incluso animarles a hacerlo— puede hacer que se centren en la música, el audiolibro o el pódcast que estén escuchando en lugar de los ruidos o estímulos que puedan provocarles ansiedad.5 Hablar de otros temas que no sean el cuidado dental también aliviará la ansiedad del paciente.

 

Técnicas para aliviar la ansiedad

Hay varias técnicas útiles para aliviar la ansiedad de un paciente. Por ejemplo, implicar al paciente en su propio cuidado, lo que le permitirá ejercer control sobre su experiencia dental.

Tell-show-do

La técnica tell-show-do (explica, muestra, haz) puede aliviar la ansiedad de un paciente. Consiste en comunicar claramente lo que un paciente sentirá durante una intervención:6 contarle lo que vas a hacer y enseñarle los instrumentos que le vas a meter en la boca. Así, puedes mostrarles lo que vas a hacer y demostrarles cómo transcurrirá la intervención antes de empezar. Esta técnica es eficaz tanto en adultos como en niños, sobre todo en los que no tienen experiencia previa en el cuidado dental.

Controla cómo hablas

La forma en que hablas a los pacientes influye en sus niveles de estrés. Hablar con calma, con la voz clara y midiendo el tono de voz ayuda a que los pacientes se sientan más tranquilos.4

Haz descansos

El hecho de darle al paciente la ocasión de avisar si se encuentra mal puede proporcionarle también cierto grado de control sobre el proceso.4,7 Usar una señal predeterminada, como levantar una mano, puede alertar a los profesionales y hacerles saber que el paciente necesita una breve pausa. Esto también genera la oportunidad de determinar si un paciente necesita un mayor control sobre el dolor u otros ajustes para aliviar el malestar y la ansiedad.

Técnicas que puede realizar el paciente

Los ejercicios para controlar la respiración y conseguir una relajación muscular progresiva pueden ayudar al paciente a mantener la calma durante la intervención.4 El uso de las técnicas de mindfulness también puede ayudarle a lidiar con sus experiencias internas durante una visita al dentista.5,7 Estas técnicas pueden proporcionar al paciente determinado grado de control sobre su estado emocional durante todo el proceso.

 

Anestesia

Evitar o aliviar el dolor con anestésicos locales es una práctica habitual, pero es posible que no sea suficiente para algunos pacientes, sobre todo para aquellos a los que se les realizarán intervenciones más dolorosas. Dependiendo del paciente y de la intervención, puede ser necesario usar anestesia general para que el tratamiento sea efectivo.6 Sin embargo, la sedación consciente con óxido de nitrógeno o la medicación oral pueden aliviar el dolor y la ansiedad, al tiempo que permiten que el paciente mantenga el control.5,6 Los profesionales con la formación adecuada también pueden recurrir a la hipnosis para aportar analgesia y una insensibilización de tipo anestésico en las áreas afectadas, a la vez que evitan posibles complicaciones derivadas del uso de fármacos.4

 

Abordar la ansiedad es fundamental

La ansiedad puede hacer que cualquier intervención sea desagradable para el paciente y también puede plantear retos para el dentista, además de aumentar su nivel de estrés. Abordar la ansiedad es fundamental para el bienestar del paciente y del profesional. Crear un entorno agradable y usar distracciones es importante, pero la herramienta más importante para aliviar la ansiedad del paciente es una buena comunicación: antes, durante y después de la intervención dental. En última instancia, ayudar al paciente a entender lo que va a ocurrir y proporcionarle determinado grado de control sobre la experiencia es beneficioso para todas las partes implicadas.